En un día que quedará grabado en los anales de la historia de la Iglesia Católica, el miércoles 8 de mayo de 2025, el Colegio Cardenalicio eligió como Sucesor de San Pedro al Cardenal Robert Francis Prevost, O.S.A., quien tomará el nombre de León XIV. Este nombramiento marca un nuevo capítulo para la Iglesia, liderada por un hombre con una vasta trayectoria en el servicio pastoral, la formación religiosa y el gobierno eclesial.
Nacido en Chicago, EE.UU., el 14 de septiembre de 1955, el ahora Papa León XIV ha dedicado su vida a la fe y al servicio dentro de la Orden de San Agustín. Su camino vocacional comenzó en 1977 al ingresar al noviciado agustino, sellando su compromiso con la profesión de sus votos solemnes en 1981. Un año después, en 1982, fue ordenado sacerdote, marcando el inicio de una prolífica carrera eclesiástica.
Su sólida formación académica se forjó a través de estudios de Teología en la Catholic Theological Union de Chicago, culminando con un doctorado en Derecho Canónico en la prestigiosa Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma. Esta profunda comprensión de la ley canónica, combinada con su sensibilidad pastoral, lo prepararía para los futuros desafíos en la administración de la Iglesia.
La vocación misionera del entonces Cardenal Prevost lo llevó durante años a Perú, donde dejó una huella imborrable en las comunidades de Chulucanas y Trujillo. En estas tierras, sirvió como formador, vicario judicial y profesor, demostrando una profunda conexión con el pueblo y una dedicación inquebrantable a la difusión del Evangelio. Su experiencia en un contexto misionero sin duda enriqueció su visión de la Iglesia universal y sus desafíos en las diversas culturas del mundo.
Su liderazgo y capacidad de gestión fueron reconocidos dentro de su propia orden religiosa. Tras su servicio en Perú, fue elegido Prior Provincial de su comunidad en Chicago, y posteriormente, entre 2001 y 2013, ocupó el importante cargo de Prior General de la Orden de San Agustín, liderando a sus hermanos religiosos a nivel global. Esta experiencia le brindó una perspectiva única sobre la administración y los desafíos de una institución religiosa internacional.
En 2014, su dedicación y servicio a la Iglesia lo llevaron a ser nombrado obispo de Chiclayo, Perú, por el Papa Francisco. Su labor episcopal en esta diócesis consolidó su reputación como un pastor cercano a su grey y comprometido con las necesidades de su comunidad. Su servicio continuó extendiéndose a través de diversos roles episcopales y administrativos, incluyendo el de Administrador Apostólico del Callao, demostrando su versatilidad y disposición para asumir responsabilidades en diferentes contextos eclesiales.
El reconocimiento a su trayectoria culminó con su creación como cardenal en el Consistorio del 30 de septiembre de 2023. En ese mismo año, fue designado Prefecto del Dicasterio para los Obispos, un rol de gran importancia dentro de la Curia Romana, encargado de supervisar el proceso de selección de nuevos obispos en todo el mundo. Su experiencia en este dicasterio le proporcionó una visión panorámica de las necesidades y desafíos de las iglesias locales a nivel global.
A lo largo de su servicio, el Cardenal Prevost fue un miembro activo de varios dicasterios y comisiones del Vaticano, colaborando en áreas cruciales para la vida de la Iglesia, como la evangelización, la doctrina de la fe, el clero, las vocaciones, la educación católica y los textos legislativos. Esta amplia participación en la administración central de la Iglesia le otorga un profundo conocimiento de su funcionamiento interno y de los desafíos que enfrenta en el mundo contemporáneo.
Hoy, al ascender al trono de Pedro como Papa León XIV, trae consigo una rica amalgama de experiencias pastorales, académicas y de gobierno. Su cercanía al pueblo, forjada en sus años de misión en Perú, su sólida formación teológica y canónica, y su vasta experiencia en la administración de la Iglesia a diferentes niveles, lo convierten en una figura con el potencial de guiar a la Iglesia Católica en los años venideros con sabiduría y discernimiento.
El pontificado de León XIV se presenta como una oportunidad para la Iglesia de ser pastoreada por un hombre marcado por su profunda vida espiritual, su compromiso con la evangelización y su capacidad para liderar con humildad y servicio. La Iglesia universal deposita sus esperanzas en este nuevo Sucesor de San Pedro, confiando en que su experiencia y su corazón de pastor lo guiarán en la misión de anunciar el Evangelio y fortalecer la fe en el mundo actual.