Parroquia Santuario

Nuestra Señora del Rosario

Evangelio del día

Evangelio de hoy Miércoles 10 de Setiembre de 2025
Miércoles de la XXIII Semana del Tiempo Ordinario
Lectura del santo evangelio según San Lucas 6, 20-26
Evangelio del día
“ Bienaventurados vosotros ”

En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo:
«Dichosos ustedes los pobres,
porque de ustedes es el Reino de Dios.
Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre,
porque serán saciados.
Dichosos ustedes los que lloran ahora,
porque al fin reirán.

Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.

Pero, ¡ay de ustedes, los ricos,
porque ya tienen ahora su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora,
porque después tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ríen ahora,
porque llorarán de pena!
¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe,
porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!»

Palabras de los Papas

«Dichosos los pobres… Dichosos los que ahora tenéis hambre… Dichosos los que lloráis… Dichosos vosotros cuando los hombres… proscriban vuestro nombre» por mi causa. ¿Por qué los proclama dichosos? Porque la justicia de Dios hará que sean saciados, que se alegren, que sean resarcidos de toda acusación falsa, en una palabra, porque ya desde ahora los acoge en su reino. Las bienaventuranzas se basan en el hecho de que existe una justicia divina, que enaltece a quien ha sido humillado injustamente y humilla a quien se ha enaltecido (cf. Lc 14, 11). De hecho, el evangelista san Lucas, después de los cuatro «dichosos vosotros», añade cuatro amonestaciones: «Ay de vosotros, los ricos… Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados… Ay de vosotros, los que ahora reís» y «Ay si todo el mundo habla bien de vosotros», porque, como afirma Jesús, la situación se invertirá, los últimos serán primeros y los primeros últimos» (cf. Lc 13, 30). (…) El Evangelio de Cristo responde positivamente a la sed de justicia del hombre, pero de modo inesperado y sorprendente. Jesús no propone una revolución de tipo social y político, sino la del amor, que ya ha realizado con su cruz y su resurrección. En ellas se fundan las bienaventuranzas, que proponen el nuevo horizonte de justicia, inaugurado por la Pascua, gracias al cual podemos ser justos y construir un mundo mejor. (Benedicto XVI – Ángelus, 14 de febrero de 2010)