ADORADORES PERPETUOS
Los Adoradores Perpetuos se dedican a la contemplación de Jesús en la Eucaristía, actuando como representantes de la Iglesia en un estado constante de oración. A través de su presencia continua ante el Santísimo Sacramento, encarnan el anhelo de toda la comunidad cristiana de estar en íntima comunión con el Señor. Su enfoque principal es la oración en silencio, una práctica que permite un diálogo profundo y personal con Dios, donde no solo se busca la paz interior, sino también la apertura a las inspiraciones del Espíritu Santo.
Además de la adoración silenciosa, los Adoradores Perpetuos también presentan las peticiones y necesidades de los demás, convirtiéndose en intercesores por las intenciones de la Iglesia y del mundo. De esta manera, su misión no solo se centra en un encuentro personal con Jesús, sino en un compromiso de llevar las preocupaciones y esperanzas de toda la humanidad ante Él, buscando una renovación espiritual que fortalezca la fe y la unidad de la comunidad eclesial.
