Parroquia Santuario

Nuestra Señora del Rosario

Evangelio del día

Evangelio de hoy Miércoles 21 de Mayo de 2025
Tiempo Pascual: Miércoles de la V Semana de Pascua
Lectura del santo evangelio según San Juan 15, 1-8
Evangelio del día
“ Yo soy la verdadera vid ”

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.

Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.

Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos».

Palabras de los Papas

Deseo exhortaros a tener siempre confianza total en la acción de la gracia divina. (…) Efectivamente, Jesús insiste en que permanezcamos en El, en permanecer en su amor, en que seamos sarmientos injertados en la Vid, para dar frutos abundantes; Jesús advierte claramente: «Sin mí no podéis hacer’ nada» (Jn 15, 5) e invita a orar siempre sin desfallecer jamás (Lc 18, 1). En las varías crisis actuales de las ideas y de las costumbres a veces podemos sentirnos desilusionados y derrotados; sentir como la hora de Getsemaní, la hora de la cruz. Pero debe ser también la hora de la confianza suprema en la «gracia», que actúa de modo invisible, imprevisible, misterioso, precisamente también mediante el tormento de nuestra impotencia humana. Recordemos a San Pablo: «Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo «no nos ha de dar con El todas, las cosas?» (Rom 8, 31-32). Por esto sed siempre y sobre todo almas que oran, que adoran, que aman. Santa Catalina en una de sus oraciones decía: «En tu naturaleza, Deidad eterna, conoceré mi naturaleza». Y se preguntaba: «¿Cuál es mi naturaleza? Es fuego». (San Giovanni Paolo II – Discurso a las misionarias de la escuela, Castelgandolfo 25 de agosto de 1980)